La chimenea industrial de la Bòbila Almirall de Terrassa fue edificada en el año 1956 con el objetivo de incrementar la capacidad de tiraje de los dos hornos de cocción de ladrillos que tenía la empresa de Francesc Almirall Lupi, situada en la Avenida Àngel Sallent de la misma ciudad. El empresario encargó la reestructuración de la empresa al maestro de obras Mariano Masana Ribas, que ya tenía contactos profesionales con el señor Almirall.

Terrassa en la década de los años sesenta vivía un acentuado auge de construcción de viviendas derivado de la inmigración interna, con la consiguiente gran demanda de ladrillos. Cinco fueron las personas que intervinieron en la edificación de esta singular estructura: el maestro de obras Mariano Masana Ribas, dos albañiles (Lucas Pérez Molina y José Fauquet Cons) y dos manobres (Paulino Carbajal García y Francisco Gálvez Quesada).

Una noticia de prensa  fue motivo de la inscripción en el Guinness

Fragmento del artículo del Diario de Terrassa, 29-1-1987.

La chimenea fue inaugurada en el mes de julio del año 1956 y cuatro años más tarde, en 1960, Mariano Masana moría a causa de un accidente de moto con solamente 33 años de edad. El día 29 de enero de 1987 apareció en el Diario de Terrassa un breve artículo con la fotografía de la chimenea Almirall y entre otras cosas, refiriéndose a las chimeneas industriales, decía “en su gran mayoría corresponden a arquitectos o maestros de obras desconocidos”. Después de leer la noticia fui a la redacción del periódico y les informé que el autor de la chimenea Almirall había sido el maestro de obras Mariano Masana (e.p.d),  mi hermano, y que si alguna vez volvían a hablar de ello lo citaran.

El tema quedó archivado hasta que un día llegó a mis manos otro artículo publicado en el mismo periódico con fecha 16 de julio del año 1956, redactado con motivo de la inauguración de la chimenea Almirall. El titular era: “En Tarrasa está por inaugurarse la segunda chimenea más alta del mundo”.

Periódico de Terrassa, 17-7-1956

Este fue el desencadenante que me movió a investigar sobre las características de la primera chimenea industrial más alta de mundo, que se hallaba en Argentina, pero a pesar de varias peticiones de información efectuadas en organismos oficiales de aquel país no obtuve respuesta alguna, quizás porque la chimenea ya no existía, aunque posiblemente sería muy diferente a la de Almirall de Terrassa, que tiene 63,25 metros de altura y una escalera de caracol que la envuelve hasta una plataforma superior, diseño que le ha valido el mérito de ser inscrita en el libro de récords Guinness. Agradecemos muy especialmente que el periódico Terrasa Información publicara estas dos noticias que pasaron a formar parte de los básicos documentos testimoniales.

Preparación del expediente de Guinness y localización de los constructores

La chimenea iluminada.

Las gestiones para llevar a término esta iniciativa se iniciaron en el año 1990 y el hecho de que hubieran transcurrido 34 años desde que la chimenea humeara por primera vez era un indicador de que la tarea no sería fácil, porque además casi nadie conocía ni se acordaba del nombre de los constructores. Uno de mis propósitos era concretamente el de localizarlos a todos, y finalmente lo conseguí.

Confeccioné un expediente compuesto de 30 páginas donde se incluían documentos acreditativos. Uno de los más significativos era el plano de la chimenea elaborado por la Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de Terrassa, que confirmaba su presencia y continuidad en el tiempo.Deposite una copia del citado expediente al “Arxiu Històric Comarcal del Vallès Occidental” (AHCVO) y otro en la Biblioteca Central de Terrassa.

Con fecha 28 de abril del año 1990 entregué la documentación a Producciones Jordán de Madrid, sede de la delegación del Libro Guinness de los Récords en España. Después de diversos contactos efectuados por correspondencia y la posterior supervisión in situ de la chimenea por parte de la citada delegación, cursaron un informe favorable a la sede central del Libro de Récords Guinness, situada en Inglaterra. Con fecha 18 de setiembre del año 1990 Guinness nos comunicaba que la chimenea de la Bòbila Almirall era considerada un nuevo récord mundial.

El expediente de inscripción  efectuado por Rosa M. Masana Ribas.

Este reconocimiento fue vivido en la ciudad como un acontecimiento especial y la prensa publicó varios artículos al respecto. En realidad esta estructura formaba parte de las veinte chimeneas industriales que habían conseguido mantenerse en pie, era también una de las supervivientes del total de 200 que había habido en la ciudad de Terrassa cuya función era la extracción de humos generados por las calderas de vapor de las  empresas textiles egarenses de finales del siglo XIX hasta mediados del s. XX.

A partir de este hecho la chimenea se hizo más visible y pasó a formar parte de los emblemas arquitectónicos destacados de la ciudad, como pueden ser las iglesias románicas de Sant Pere, la Torre del Palau, el Castell de Vallparadís, el vapor Aymerich, Amat i Jové -actual “Museu de la Ciencia i de la Tècnica de Catalunya”-la Masia Freixa y otros edificios protegidos. La estructura nos confirió a la vez un toque de peculariedad tarrasense, concepto sugerido en base a que no era necesaria una chimenea de 63 metros para hacer funcionar dos hornos de cocción de ladrillos, el correcto tiraje de los humos se hubiese alcanzado con menos metros, tampoco era imprescindible la escalera de caracol de 207 peldaños ni tampoco la plataforma superior. Por todo ello deducimos que el empresario F. Almirall y el maestro de obras M. Masana debían ser personas amantes de la singularidad, la monumentalidad y el simbolismo artístico, puesto que la tendencia arquitectónica de los años sesenta se caracterizaba más por la creación de espacios funcionales, especialmente en la industria, que no por  criterios estéticos.[1]

Carta informativa (R.M.)
Fragmento del plano. Ayuntamiento de Terrassa.

.

Más tarde, con fecha 2 de enero del año 1997, el Llibre dels rècords catalans también reconoció la chimenea Almirall como la chimenea más alta del mundo provista de escalera de caracol.

Diploma coloreado (R.M.)

[1] Este es un comentario altamente hipotético, pero dados los conocimientos que Mariano recibió a través de su padre, rememorando los conocimientos de su bisabuelo, que fue fraile hasta cerca de los setenta años. Podría ser que al diseñar la estructura de la chimenea  decidiera  aplicarle algún tipo de proporción numérica, comentario que como hemos dicho anteriormente es pura presunción, a no ser que se llevara a cabo un exhaustivo estudio sobre las relaciones matemáticas de la pieza que nos indicara lo contrario.
 
 
       
Retall Diario de Terrassa 7-11-1990
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Obsequio del Ayuntamiento de Terrassa en honor a los constructores de la chimenea Almirall.

Deixa un comentari

L'adreça electrònica no es publicarà. Els camps necessaris estan marcats amb *