Es difícil imaginar el esfuerzo que los gobiernos, así como los centros destinados al culto, y sus respectivos gestores, tienen que hacer para lograr que los ciudadanos se identifiquen con algunas de las ideas transmitidas mediante la publicidad y eslóganes que aparecen en los medios de comunicación o en lugares públicos que suelen estar relacionados con las corporaciones y el comercio.[1]

Alimentación

Los ciudadanos tenemos la potestad de escoger el contenido de un eslogan e integrar el mensaje en nuestra mente dejando de hacer una lectura de la contraparte que actúa a un nivel más subliminal y que, sin darnos cuenta, penetra de lleno en nuestro subconsciente.

Son presentados de manera que muestran tendencias y objetivos distintos según quien los firma. Algunos contienen propaganda política del estado y otros de empresas comerciales, ambos para incitar a practicar una conducta determinada o adquirir algún producto. Nunca son neutros, porque de ser así no tendrían razón de ser.

Con ello sin pensarlo, ni tal vez desearlo, nos hacemos acreedores de algunos de estos mensajes o ideologías, en ocasiones de tendencias opuestas, como sucede en el ámbito de la política. Aunque más allá de lo presentado pocas veces existen alternativas que marquen una gran diferencia programática.

Imagen del vídeo promocional de la loteria nacional 2020

Este hecho en la percepción publicitaria de distintos contenidos genera que el público receptor adquiera formas de pensar contrapuestas, aunque algunas vienen marcadas por el estatus socioeconómico al que se pertenece, incluyendo ideologías que pueden ir de un extremo al otro. Se ha observado que estas diferencias conceptuales, si se vuelven extremas, producen en la sociedad un cierto estado de fragmentación e incluso de desunión, pudiendo ocasionar que la unidad de la ciudadanía se debilite y nos convierta en seres más débiles para tomar decisiones que nos favorezcan.

Estas percepciones iniciales, sean de la tendencia que sean y debido a una cuestión de coherencia personal, serán mantenidas en la mente al largo del tiempo y reforzadas socialmente por los que piensan de forma similar, llegando estas a manifestarse como potencia afirmativa del carácter.

Salvamento marítimo

Con frecuencia esta impronta cultural queda consolidada en la mente y es difícil que pueda ser sustituida por otro tipo de contenido conceptual,[2] pero lo más transcendente del hecho es que el sujeto desarrollará el convencimiento de que su ideario mental ha sido generado por él mismo, efecto que hemos convenido en llamar libre albedrio.[3]

Este fenómeno permite que esas opiniones consolidadas en nuestro interior puedan en algún momento aflorar al exterior y servir de impulso para la defensa de una causa a defender, sean estas de carácter político, religioso i cultural, actualmente también se puede incluir el medio ambiente y cambio climático, la salud, el género, la defensa de la robótica e incluso sobre cómo se debería nacer y morir.  Presentamos algunos carteles publicitarios en los que presentant una lectura bastante lineal.

Concurso de carteles
Cartel para potenciar el comercio local

Notas


[1] Según la publicación Moncloa del grupo Merca2 del dia 12-3-2019, en 2019 el gobierno nacional destinó a publicidad 225 millones de euros, 62.8 en propaganda electoral y 162,2 en propaganda comercial que incluía Correos, loterías, hipódromo de la Zarzuela, RTE, Tragsa (servicios agrarios), y Navantia (empresa naval estatal). <https://www.moncloa.com/sanchez-prensa-publicidad-estatal>. Según Crónica global del 1-8-2019, el gobierno de la Generalitat de Catalunya este mismo año 2019 el presupuesto destinado a propaganda fue de 156,9 millones de euros. <https://cronicaglobal.elespanol.com/politica/gobierno-indepe-gasto-160-millones-propaganda_265779_102.html>. 
[2] De los temarios y apuntes de clase de la especialidad de Psiquiatría para enfermeras y Psiquiatría y Psicología Social para médicos y enfermeras en el Hospital Clínico de Barcelona, cátedra del doctor Joan Obiols y director respectivamente doctor Martí Tusquets. Década de los años ochenta. Existe una tesis doctoral de Fabiola Irisarri (2017) que aporta datos sobre la psiquiatría de los años setenta. http://eprints.ucm.es/47222/1/T39830.pdf
[3] Según Yubal Noad Harari el libre albedrio provoca que seamos complacientes y no sintamos curiosidad sobre la razón de nuestras decisiones, asumimos que es nuestro libre albedrío, citado en http://www.rosammasana.com/?p=10154, con un enlace a sus declaraciones de prensa.

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